Queridísima Rachel:
No comprendo cómo ha podido nadie escribir una carta como ésta, me refiero a que cualquiera que lo haga tiene que ser un cobarde y un mierda y un cínico, de modo que no me queda más remedio que compensar todo eso hablando con la mayor sinceridad posible. Hace algunas semanas empecé a tener la sensación de que lo que sentía por ti estaba cambiando. No estaba seguro de qué clase de sentimiento era, pero ni desaparecía ni se transformaba en ningún otro. No sé cómo ni por qué se presenta; pero sí sé que, cuando llega, es lo más triste del mundo.
Pero no eres tú la que ha cambiado, sino yo. De modo que permíteme esperar que te parezca (como a mí) que todo esto ha valido la pena vivirlo, y permíteme que te pida perdón. Eres lo más importante que me ha ocurrido en mi vida.
Charles.
- Qué extraño leer estas cosas en un libro en momentos como éstos.
Texto: El libro de Rachel – Martin Amis
2 comentarios:
Uy qué grandotas esas piterlingas que se ven al fondo espero que todavía tengás los cactus que te regalé (ja).
jajajaj de memoria te lo sabés, y claro que todavía tengo los cactus y la cica también, las plantas no tienen culpa.
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