La capital

Tenía bonita vista, una calle del centro. Y en Tegus parece que todo estuviera encima de todo...

Por fin descansamos un rato, y a la noche ya teníamos hambre y a buscar el Café Paradiso. Nadie conocía, buscamos, buscamos, hasta que un señor en un esquina nos dio la dirección, quedaba cerca.

Muy bonito el lugar y la comida muy rica.

Todo el lugar era bonito, con plantas, cuadros de pintores famosos, retratos de escritores, colores bonitos, librería, artesanías y hasta la cocina era bonita.



Al señor lo caché sirviéndose un buen vaso de vodka puro.

Dimos un pequeño paseo por el parque, sin tomar muchas fotos por los delicuentes. Uno siempre que va a una ciudad desconocida siempre siente que no pasa nada, que no hay peligro, por lo menos a mí siempre me pasa eso, pero aquí no... y perder por tercera vez una cámara, no era posible.

Volvemos al hotel, para dormirnos en seguida. Por lo menos yo. Al día siguiente, habíamos decidido levantarnos temprano para aprovechar bien el día.





A buscar baleadas a uno de los mercados, no estaban tan buenas pero bueno, visitamos otros lugares cercanos.

Una iglesia muy bonita. Si Marcela podría facilitarnos los nombres de estos edificios, te agradecería muchísimo.

El parque central creo que era... Con el monumento a Francisco Morazán.

Lastimosamente la iglesia está en remodelación pero pudimos tomar una foto a escondidas. No sin ganarnos un ''tsss tsss tssssssss" por el vigilante que estaba ahí de anaranjado.

Después del recorrido tradicional, nos fuimos de librerías. Las primeras librerías, las normales que podríamos encontrar aquí. Siempre pasando edificios bonitos, antiguos, importantes, bonitos, bonitos.

Nos habían hablado de librerías de libros usados, y el día anterior habíamos pasado por una. Decidimos irnos caminando desde la avenida Cervantes hasta Comayagüela, donde está la librería que habíamos visto el día anterior, yo me había grabado las calles y el puente. No sé si a los capitalinos les parecerá lejos pero a nosotros sí que nos pareció... ¡y no sabía que habrían tantos puentes! Pero llegamos por fin. Muy gratificante la librería. Librería Costa Rica.

Dos parejas de señores muy viejitos. Los dueños y parece que ellos eran dos visitantes amigos de ellos.

Y aquí la señora de espaldas arreglando los libros. ¡De lo más amables! Agarrándonos nuestras cosas para que pudiéramos ver los libros con toda libertad, mostrándonos las secciones de la librería, preguntándonos que nos gustaba leer, que de dónde veníamos... Eso es demasiado extraño encontrarlo en una ciudad capital.

Y sí encontré buenos libros. El primero, Paso a paso por Copán, es como una guía del parque arqueológico y sus alrededores, con fotografías y todo muy bien detallado. El segundo, unas revistas de los 70's principalmente de medicina pero que traen otros artículos muy interesantes, de Filosofía, Historia, Arqueología, Cine, etc... El tercero, de Hemingway el Viejo y el mar. El cuarto, uno de unas cartas de Umberto Eco a otra persona, que tan sólo agarré porque ese Eco siempre ha llamado mi atención y nunca he leído nada de él.

Ya cuando nos íbamos nos preguntó la señora nuestros números de telefono para llamarnos por si llegaban libros que nos podrían interesar. Demasiado atentos los señores, deben ir ahí, seguro que encuentran algo bueno y la experiencia con esos señores es lo mejor. 

Regresamos justo a tiempo para desalojar la habitación del hotel.

Una de las calles y allá atrás lo que supuestamente era una penitenciaría, si mal no recuerdo...

Y sí que pasan cerca los aviones... muy cerca. Parecía que iba a aterrizar justo en el estadio.

Con maletas y todo decidimos visitar una última vez el Café Paradiso. Cuando íbamos de camino al café, pasamos por un pequeño puesto de pinchos asados. Muy buenos y recomendables.

Era en la esquina de este tipo parque que está a una cuadra del café. Nos tomamos un café.

Y volvimos a la terminal para estar de regreso en San Pedro Sula el mismo sábado, nada de lo planeado sucedió pero pasaron estos eventos que serán por siempre inolvidables.

Me gustó mucho Tegus la verdad, ese desorden, cosas que aquí no se encuentran aún, el clima, las calles, los edificios, sí, me gustó. Debés recomendarme cosas para la próxima Marcela.