Sé que es cierto. No me lo vuelvan a decir, las repeticiones aparte de aburridas son inútiles.
¡Uff! Los espamos otra vez. Ya sé, mostrar mis manos junto con las uñas.
Es mi culpa. Perdoname, perdoname, perdoname, perdoname, perdoname.
No seré más una carga, lo prometo. Blanco otra vez. ¿Y los colores? A buscar los que podemos ponernos.
Pero disculpame una vez más, por favor, no sé bailar.
Lo siento tanto, no le merezco. No tocar más.
Imágenes: Maria Elena Granzella
1 comentario:
Todo mundo puede bailar.
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